miércoles, 25 de enero de 2012

¿QUÉ HACER ANTE LA AGRESIVIDAD INFANTIL?

La agresividad infantil constituye una de las principales quejas de padres y educadores. Muchos niños muestran comportamientos agresivos como pegar, arañar, morder o decir palabras inadecuadas a los demás. Ciertas manifestaciones de agresividad son admisibles en etapas muy tempranas por la falta de capacidad de autocontrol, pero aunque su presencia forme parte de su desarrollo, se trata de comportamientos inadmisibles que hay que corregir.

El comportamiento agresivo tiene consecuencias negativas para los demás niños porque provoca daños y para el propio agresor, ya que si este comportamiento se repite, el niño será rechazado y evitado por los demás, está aprendiendo de una forma inadecuada de actuar, que cuando sea mayor le traerá consecuencias negativas; y por último, un niño o niña agresivo, se arriesga a que sea también objeto de agresión como respuesta a su conducta por otro niño.


FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CONDUCTA AGRESIVA
  • Los niños aprenden por imitación. Las interacciones entre padres e hijos van modelando la conducta agresiva mediante las consecuencias reforzantes inherentes a su conducta. Dentro de la familia, además de los modelos de refuerzos, son responsables de la conducta agresiva el tipo de disciplina a que se les somete.
  • Las dificultades de comunicación. Los retrasos del lenguaje o las dificultades para expresarse, favorecen estos comportamientos.
  • La exposición a escenas violentas. La exposición a escenas violentas aumenta la agresividad, porque aprenden un modelo que tratarán de imitarlo posteriormente. Programas de televisión, películas, deportes de lucha, videojuegos y similares, con cierta carga de violencia también contribuyen directamente a que reproduzcan conductas agresivas.
  • Baja tolerancia a la frustración. La frustración es el sentimiento que surge cuando no logramos nuestros deseos. Por eso, cualquier límite o cualquier cosa que se le niegan, lo siente como algo injusto y terrible y para eliminar, disminuir o tolerar su malestar, responden de manera violenta.
  • Falta de habilidades sociales. Se ha detectado que frecuentemente la agresión es debido a que el niño no sabe la forma adecuada de solicitar un juguete, el ingreso a un juego o un turno. Debido a esto, puede responder agresivamente.


MEDIDAS QUE BEBEN ADOPTARSE

Tratar la conducta agresiva no implica simplemente su reeducación o eliminación, sino que también es necesario fortalecer comportamientos alternativos a la agresión. Por lo tanto hablar de cómo tratar la agresión, resulta imprescindible hablar de cómo incrementar comportamientos alternativos. Son varios los procedimientos con que se cuenta para ambos objetivos.

1. Controlar los antecedentes. Controlar la situación que se produce antes de que el niño emita la conducta agresiva. Algunas formas de control de antecedentes son las siguientes:
  • Reducción de estímulos discriminativos
  • Modelamiento de comportamiento no agresivo
  • Reducir la exposición a modelos agresivos

2. Controlar las consecuencias.
Se refiere a lo que ocurre inmediatamente después de que el niño emita la conducta agresiva. Para controlar las consecuencias contamos con una serie de procedimientos que se pueden agrupar en:

a) Procedimientos de extinción: Se basa en la idea que una conducta se mantiene gracias a las recompensas que recibe, puede desaparecer si deja de ser recompensada.

b) Procedimiento de consecuencias positivas o negativas. Aplicando consecuencias aversivas o eliminando eventos positivos una vez que el niño ha agredido.

c) Procedimiento de conductas alternativas. Como el reforzamiento diferencial que consiste en reforzar otras conductas emitidas por el niño excepto la que deseamos eliminar, en este caso la conducta agresiva; o el reforzamiento por omisión que se refuerza al niño cuando lleva un tiempo sin emitir la conducta agresiva.


CONCLUSIONES

La conducta agresiva es una conducta aprendida y como tal puede modificarse. También hay que tener en cuenta que una conducta que no se posee puede adquirirse mediante procesos de aprendizaje. Con lo cual el objetivo será doble: desaprender la conducta inadecuada y adquirir la conducta adaptativa.
Si a pesar de todas las medidas, y pasado un tiempo prudencial el niño o la niña continúa con una conducta agresiva, sería necesario que un especialista valorara el comportamiento para proponer un programa de mejora personalizado.


BIBLIOGRAFÍA

• Adler, A. (1975) El niño difícil, Espasa Calpe
• Berry Brazelton, T. (2006) Cómo dominar la ira y la agresividad. Editorial Medici.
• Cerezo, F (1998) Conductas agresivas en edad escolar. Madrid, Ed. Pirámide
• Serrano, I (2003) Agresividad Infantil, Madrid, Ed. Pirámide
• Train,A.(2003) Niños Agresivos (Qué hacer), Ed. Alfaomega grupo

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